Enrique Llopis (Cantante y Compositor)

ANTONIO TARRAGÓ ROS

: El creador infatigable

Cuando comenzamos a trabajar en la recopilación de la discografía de Antonio, pensamos que en formato Mp3 podríamos incluir en un CD todas sus canciones. De hecho no ha sido así y ahora que estamos cerrando la edición del Volumen 2, advierto que tal vez volvamos a quedarnos cortos. Es un secreto a voces que a la hora de trabajar y generar proyectos Antonio nos lleva la delantera. Para él no existen feriados ni fines de semana. Ha consagrado cada minuto de su vida a registrar e intentar espacios para la difusión no solamente de su obra sino también para las obras de una cantidad ilimitada de compositores e intérpretes de todos los géneros musicales argentinos y latinoamericanos, a través de programas de radio, televisión abierta y por cable, medios gráficos o grabaciones independientes. Vale aclarar que para realizar estos proyectos, generosos si los hay, nunca ha esperado para su concreción contar con apoyos oficiales o privados. Esto es importante decirlo porque siento que nos hemos desacostumbrado a reconocer y valorar el trabajo de esos emprendedores dispuestos a arriesgar o afectar un patrimonio que es el producto del trabajo de años. Bien podría él, quedarse a disfrutar de los éxitos obtenidos, que por cierto, no son pocos. Pero Antonio “produce” y “hace”. Y cuando uno “hace”, arriesga, y
además, casi siempre pone en evidencia al que “no hace”. La sensibilidad es el maravilloso “don” que Antonio ha recibido y lo honra con su “prepotencia de trabajo”, como alguna vez dijera Roberto Arlt. Desde el reconocimiento a su consolidada trayectoria y a su generosidad recopilamos en estos 2 CD, toda su obra. Solía contar el poeta paraguayo Elvio Romero una historia relacionada con Rubén Darío, el gran poeta nicaragüense, “padre del modernismo”. En cierta ocasión, consultado el Maestro acerca de algunas cuestiones relacionadas con la creación, respondió: Quien lleve el fuego en el pecho…que aguante la quemadura. Y esta anécdota es quizá la que mejor explica la elección de un creador que sin más defensa que la luminosidad de su música interior, aguanta la quemadura, en la opacidad de una realidad incierta. Muchas de sus canciones disfrutan ya del premio enorme que significa ser parte del sentir de un pueblo. No lo duden: algún patio criollo con tierra mojada y unas manos ásperas pulsando una guitarra las cobijan para siempre.

Enrique Llopis
Buenos Aires, otoño, 2013